Monografias.com > Sin categoría
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Evolución de los modelos y enfoques referentes a la competitividad (página 2)



Partes: 1, 2

La teoría de la ventaja comparativa de Ricardo
ofrece una primera explicación de los patrones de comercio
sobre la base de las diferencias internacionales en la
productividad del trabajo. Dicha teoría predecía
que los países tenderían a exportar aquellos bienes
que su trabajo produjera de forma relativamente más
eficiente y a importar aquellos bienes que su trabajo produjera
de forma relativamente más ineficiente. Por lo tanto,
argumentaba las ganancias del comercio internacional en base a
las diferencias en los niveles de productividad de los
países. Sin embargo, dicho modelo presentaba unas
limitaciones importantes. Por una parte, no explicaba por que
existían tales diferencias y, por otra, dado que
partía del supuesto de que el trabajo era el único
factor de producción, no tomaba en consideración
que los países disponían de otros factores
productivos, además del trabajo, que podían
determinar también los flujos comerciales.

1.3 La teoría neoclásica del comercio
internacional: el modelo de Heckscher-Ohlin

La teoría de la dotación de factores
aparece como respuesta a las teorías anteriores que no
explicaban las diferencias en los niveles de productividad entre
países. El modelo de Heckscher-Ohlin (HO) fue desarrollado
a principios del siglo XX por los economistas suecos Eli
Heckscher y Bertil Ohlin, este teorema, siguiendo la línea
del pensamiento neoclásico, parte de los siguientes
supuestos (Rodríguez, 1993)[3]: la
competencia es perfecta entre países, los factores
productivos son móviles entre sectores de un mismo
país e inmóviles entre países, pleno empleo
de los factores de producción disponibles, identidad y
homoteticidad en los gustos de los individuos, así como
identidad de la matriz de necesidades factoriales totales
unitarios entre países. En esta teoría argumenta
que las ventajas comparativas entre países surgen de las
diferencias en las dotaciones de los factores. El teorema expone
que cada país exporta el bien que utiliza intensamente el
factor más abundante. De esta forma, la ventaja
comparativa de un país dependerá de que exporte
aquel bien cuya producción es relativamente intensa en el
factor con el que está relativamente bien dotado y por el
que asume un menor coste. En consecuencia, las diferencias en las
dotaciones de factores entre varios países explican las
divergencias en los costes de los factores, que resultan de las
diferentes ventajas comparativas.

Entre las conclusiones más importantes a las que
llega el teorema de Heckscher-Ohlin, según Torres
(1982)[4] se encuentran las siguientes:

  • La condición determinante del comercio
    internacional son las diferencias regionales en la oferta de
    factores.

  • La principal razón de la localización
    se debe a que los factores de producción – tierra,
    clima, recursos naturales, mano de obra, capital, etc.-
    están distribuidos en proporciones
    desiguales.

  • Cada región usará en mayor
    proporción sus recursos naturales más
    abundantes por ser más baratos.

  • La diferencia de factores y de precios influyen en
    la localización de la producción.

1.3.1 La validación empírica del modelo
de Heckscher y Ohlin

La evidencia empírica ha demostrado que el modelo
expuesto, que predice que los países tenderán a
exportar los bienes cuya producción es intensiva en los
factores en los que están dotados de forma abundante,
presenta inconsistencias las cuales han sido puesta en
cuestión en distintos estudios, de los cuales cabe
destacar el realizado por Leontief (1953), el cual suponía
que los Estados Unidos, país con la mayor disponibilidad
del factor capital en el mundo, exportaría
mercancías intensivas en capital y que importaría
bienes intensivos en mano de obra, pero encontró que los
bienes que adquiría en el exterior requerían 30%
más de capital por trabajador que los bienes que
exportaba, este descubrimiento, que resultó ser opuesto a
lo que predijo el modelo de HO, pasó a considerarse en la
literatura como la Paradoja de Leontief.

Por lo que las teorías clásicas y
neoclásicas del comercio internacional centradas en la
ventaja comparativa de un país o en la diferente
dotación de factores productivos han presentado
inconsistencias en la explicación el comercio entre
países con iguales dotaciones de factores productivos y el
comercio horizontal entre empresas del mismo sector.

Las nuevas
teorías del comercio internacional
[5]

A partir de las inconsistencias de las anteriores
comienzan a elaborarse nuevas teorías explicativas del
comercio internacional que partían de la
flexibilización de algunos de los supuestos de la
teoría neoclásica, las cuales se denominan las
nuevas teorías del comercio internacional.

Un primer grupo de teorías vendría dado
por las denominadas teorías neotecnológicas, que
subrayarían el papel de las diferencias internacionales en
las condiciones tecnológicas como la fuente de la ventaja
comparativa y el comercio internacional, si bien en este nuevo
enfoque los procesos de generación y transmisión de
tecnología son tratados con mayor profundidad,
convirtiéndose en una variable endógena del modelo.
Dentro de las teorías neotecnológicas, según
Bajo (1991) se pueden distinguir dos hipótesis
fundamentales:

La primera se relaciona con el modelo del desfase
tecnológico (Posner, 1961), según la cual un
país que disfruta de una ventaja tecnológica en la
producción de un cierto bien tendería a exportarlo.
Eventualmente, si la innovación dispone al principio
solamente en el primer país pasa a ser conocida en el
exterior, la fuente de la ventaja comparativa
desaparecería pero surgirían nuevas innovaciones y
por tanto seguiría existiendo un motivo para el comercio
internacional.

Mientras que la otra hipótesis se asocia con la
teoría del ciclo de vida del producto de Vernon (1966) la
cual fue clave para el desarrollo de la teoría
dinámica del comercio. Esta teoría defendía
la dinámica del comercio, sobre la base que los productos
novedosos, que incorporan tecnologías moderna,
inicialmente son producidos y exportados por los países
desarrollados, donde residen las empresas innovadoras, pero, con
el paso del tiempo, cuando el producto se estandariza y el precio
se convierte en el método competitivo mas relevante, pasan
a ser producidos y exportados por países de inferior
desarrollo, con costes relativamente mas bajos.

Según las teorías neotecnológicas
la ventaja comparativa se explicaría, no por diferencias
en las dotaciones factoriales relativas, sino por diferencias en
la distribución de la inversión en la industria.
(Bajo, 1991)

Otras teorías significativas son los referentes a
la organización industrial y el comercio internacional,
las cuales tratan de relacionar la organización industrial
de un país con el comercio internacional. En este sentido,
analizan aspectos tales como la estructura de la demanda interna
como prerrequisito para la exportación, la influencia de
la estructura de los mercados interiores sobre los flujos del
comercio internacional, el incremento del comercio internacional
sobre la eficiencia técnica y las economías de
escala o la interrelación entre el comercio internacional
y diferenciación del producto (Drèze, 1960, White,
1974, Jacquemin, 1982)[6].

2.1 Las economías de escala, la
diferenciación del producto y la competencia imperfecta
[7]

Las economías de escala, o rendimientos
crecientes, proporcionan a los países un incentivo para
especializarse y comerciar, incluso en ausencia de diferencias
entre países en sus recursos y tecnologías. Cada
país tiende a especializarse en la producción de un
número limitado de bienes, que le permite producir esos
bienes de forma más eficiente que si intentara producirlo
todo por sí mismo, y con el comercio internacional
consigue consumir el número total de bienes. Por tanto,
como resultado de las economías de escala, puede
producirse un comercio mutuamente beneficioso entre los
países.

Las economías de escala pueden ser internas y
externas, siendo importante porque una industria en la que solo
existan economías externas, estará formada
generalmente por muchas empresas pequeñas (al no existir
ventajas por el tamaño de la empresa), y, por tanto, la
estructura de mercado será de competencia perfecta,
mientras en las industrias donde las economías sean
internas, es decir, a mayor tamaño de las empresas mayores
ventajas de costes, la estructura de mercado resultante
será de competencia imperfecta. Esto conlleva que sea
imposible utilizar un único modelo explicito del comercio
internacional basado en las economías de escala. Siguiendo
a Krugman y Obstfeld (2001), pueden distinguirse modelos de
comercio internacional en los que las economías de escala
y la competencia imperfecta juegan un papel determinante: el
modelo de competencia monopolística y el modelo del
dumping recíproco; y un tercer modelo consistente con la
competencia perfecta, la teoría de las economías
externas.

El primer enfoque, el modelo de competencia
monopolística (Krugman, 1979, 1995), pretende dar una
primera aproximación del papel de las economías de
escala en el comercio internacional. Parte de los supuestos de
que cada empresa de una industria puede diferenciar su producto,
lo cual le garantiza cierto poder de monopolio, y de que no
existan barreras de entrada. El enfoque muestra como el comercio
internacional permite aumentar el tamaño del mercado y, en
consecuencia, hace posible que exista una mayor variedad de
productos a menores precios (por los costes menores). La
relevancia de este modelo estriba en que permite relacionar las
economías de escala con la ventaja comparativa para
determinar los patrones de comercio. En consecuencia, en dicho
modelo, el comercio internacional puede ser dividido en dos
partes: el comercio intraindustrial, comercio en ambos sentidos
de productos diferenciados en una misma industria, que refleja
las economías de escala, y el comercio interindustrial,
intercambio de productos de diferentes industrias, que refleja la
ventaja comparativa.

El modelo del dumping recíproco explica la
posibilidad de comercio internacional basado exclusivamente en la
competencia imperfecta. El dumping se produce cuando una empresa
monopolista establece un precio menor para sus exportaciones que
para las ventas en el mercado nacional (discriminación de
precios). Así el dumping recíproco se produce
cuando dos empresas monopolistas practican el dumping, cada una
en el mercado de la otra, lo que puede dar lugar al intercambio
de una misma mercancía, o muy similar, si los costes del
transporte no lo impiden.

El tercer modelo, la teoría de las
economías externas, explica la influencia de las
economías de escala externas en la determinación de
los patrones de comercio. Las economías externas son
economías de escala que se producen a nivel industrial, y
no de su empresa, como resultado de la concentración
geográfica de esa industria. El primero en observar este
fenómeno fue el economista británico Alfred
Marshall (1920), que argumento que un grupo de empresas
(distritos industriales) podía ser más eficiente
que una empresa aislada por tres razones principales: la
disponibilidad de proveedores especializados, la creación
de un mercado laboral especializado y la difusión de
externalidades tecnológicas; factores totalmente validos
hoy en día, y en los que Krugman (1991) profundizó,
sentando las bases sobre lo que se ha venido a denominar la new
economic geography.

La teoría de las economías externas asume
que cuanto mayor sea la producción de la industria (mayor
sea el tamaño de la industria) más importantes eran
las economías externas y, por tanto, menores serán
los costes y los precios de venta. Sin embargo, las
economías externas pueden generan un patrón de
especialización no deseable y que el comercio comporte
perdidas de bienestar. En cualquier caso, como mostró
Porter (1990), la presencia de clusters industriales (generadores
de economías externas) ha sido un importante factor
explicativo de los éxitos de exportación observados
en varias industrias de las principales economías del
mundo.

El modelo de la
ventaja competitiva de las naciones

Posteriormente Porter (1990) ofrece una
explicación alternativa del comercio internacional
evidenciando que las distintas dotaciones de factores productivos
pueden resultar determinantes o no de la competitividad nacional
de un país. En este sentido desarrolla una línea de
investigación que puede enmarcarse en la denominada
teoría de la competitividad estructural, a partir de la
cual se pretende explicar la competitividad empresarial a partir
de una serie de factores relacionados con el entorno
económico general y con la política
macroeconómica del gobierno, que acaban induciendo un
resultado que es fruto de factores e interacciones complejas
entre la empresa, la economía y el gobierno
(Camisón, 1998).

Lo cual expone a través del Modelo del diamante
de la ventaja competitiva nacional, el cual está basado en
un análisis de las características del entorno
nacional. Con este modelo Porter se propone responder el por
qué ciertas empresas ubicadas en determinados
países eran capaces de innovar y otras no, así como
a por qué las empresas de estas naciones persiguen
implacablemente mejoras, buscando nuevas fuentes, cada vez
más perfeccionadas, de ventajas competitivas, superando
las barreras que se oponen al cambio y a la innovación,
que con tanta frecuencia acompañan al éxito. La
respuesta a estas preguntas se halla en cuatro grupos de
variables que influyen en la habilidad de una empresa para
establecer y mantener la ventaja competitiva en los mercados
internacionales. Estos factores determinantes interactúan
entre sí formando lo que Porter denomina el diamante
de la ventaja nacional
.

El marco en el que se generan las ventajas competitivas,
esta formado por cuatro grupos de variables: Condiciones de los
factores, Condiciones de la demanda, Las industrias relacionadas
y de apoyo y las Estrategia de la empresa, estructura y
rivalidad[8]Estos factores conforman un sistema,
complementándose en el marco de análisis con dos
variables auxiliares: el gobierno y los hechos fortuitos o
causales (azar).

Las características de los componentes del
diamante determinan las industrias o los segmentos industriales
en los que una nación tiene las mejores oportunidades para
alcanzar el éxito internacional. Las ventajas, en todos
los componentes del diamante, son necesarias para alcanzar y
mantener dicho éxito. Sin embargo, disponer de condiciones
favorables en cada atributo no es indispensable para poder
conseguir ventajas competitivas en una industria.

Una nación generalmente alcanza el éxito
en un sector en particular debido a los cuatro componentes que
conforman el Diamante de la competitividad, los cuales determinan
el entorno en que han de competir las empresas locales que
fomentan o entorpecen la creación de la ventaja
competitiva.

El modelo ha establecido un cambio significativo en la
evolución de la teoría económica sobre la
competitividad internacional, desarrollado al margen de los
modelos anteriormente propuestos de la teoría
clásica de la ventaja comparativa, y adoptando como
suposición básica que son las empresas y no las
naciones los principales actores de la ventaja competitiva
nacional.

Sin embargo, a pesar de la generalización de la
propuesta de Porter. En primer lugar, Lall
(2001)[9] señala la ausencia de
teorías testeables, pero aún más relevante,
cuestiona el pasaje de la competitividad micro a la nacional,
como Sirlin (1992)[10], nota que se considera a la
nación como una simple suma de sectores. La competitividad
no es vista como producto de la interrelación entre los
diferentes niveles económicos, por lo que Porter debe
suponer una mano invisible que transmite la búsqueda de
ventajas competitivas de las industrias a la prosperidad
nacional. Lall también plantea que los componentes del
diamante no presentan innovaciones con respecto a las
teorías tradicionales del comercio, quedan rezagados en
relación a las nuevas, o son redundantes para la
competitividad nacional (en el caso de las variables
estratégicas).

Otra crítica al modelo, la hace Rugman (1991)
respecto a la falta de rigurosidad del análisis a
países en desarrollo y a la ausencia explícita del
ambiente internacional.

Es factible destacar que el modelo propuesto por Porter
establece principios de análisis de la economía
moderna, inicialmente con el estudio del propio modelo y de forma
posterior con los otros que surgieron como evoluciones del mismo,
entre los cuales se encuentran el Doble diamante generalizado
propuesto por Moon, Rugman y Verbeke (1995) y el Modelo de los
nueve factores formulado por Cho (1994).

Competitividad
sistémica

Como parte de los debates existentes respecto a la
competitividad, y primordialmente con respecto al concepto de
competitividad estructural por parte de la OCDE. Que ha intentado
sistematizar los diferentes enfoques de competitividad y
condensarlos en un enfoque integral bajo el concepto de
competitividad estructural.

Los elementos medulares de este concepto son:

1. El énfasis en la innovación como factor
central del desarrollo económico,

2. Una organización empresarial situada
más allá de las concepciones tayloristas y capaz de
activar los potenciales de aprendizaje e innovación en
todas las áreas operativas de una empresa.

3. Redes de colaboración orientadas a la
innovación y apoyadas por diversas instituciones y un
contexto institucional con capacidad para fomentar la
innovación. (Esser, Klaus. Wolfgang Hillebrand. Dirk
Messner y Jörg Meyer-Stamer, 1996).

La competitividad sistémica, va más
allá de los factores económicos considerados con
anterioridad en la configuración de la competitividad,
considerados por la OCDE, sino que incluye otros factores. Por lo
que se muestra el esquema propuesto por Esser et al.,
sobre los factores determinantes de la Competitividad
Sistémica.

El concepto de competitividad sistémica, enfatiza
en los siguientes aspectos: la competitividad de la
economía descansa en medidas dirigidas a un objetivo,
articuladas en cuatro niveles del sistema (el nivel meta, macro,
micro y meso) y se basa asimismo en un concepto pluridimensional
de conducción que incluye la competencia, el
diálogo y la toma conjunta de decisiones, concepto al que
están adscritos los grupos relevantes de
actores.

El patrón básico denominado competitividad
sistémica constituye un marco de referencia para
países tanto industrializados como en vías de
desarrollo. La visión de mediano a largo plazo y la
intensa interacción entre los actores no debe encaminarse
únicamente a optimizar potenciales de eficacia en los
diferentes niveles del sistema, movilizando capacidades sociales
de creatividad con el fin de desarrollar ventajas competitivas
nacionales.

Es decir que la competitividad sistémica, va
más allá de los factores económicos
considerados con anterioridad en la configuración de la
competitividad, considerados por la OCDE, sino que incluye otros
factores. Por lo que se muestra el esquema propuesto por Esser et
al. (1994), sobre los factores determinantes de la Competitividad
Sistémica.

Diagrama 1: Determinantes de la competitividad
sistémica. Capacidad estratégica de los grupos de
actores

Monografias.com

Nivel meta: este involucra a los aspectos del
recurso humano que se insertan de forma complementaria en cada
uno de los otros niveles (factores socioculturales, escala de
valores, patrones básicos de organización
política, jurídica y económica,
capacitación y habilidades, conocimiento y
educación, capacidad estratégica y
política).

Nivel macro: elementos de carácter
macroeconómico (déficit fiscal, inflación,
tipo de cambio y tasa de interés). Además influyen
aspectos externos como precios internacionales y exigencias de
calidad de los mercados (gustos y preferencias,
segmentación, volumen y tendencia de los factores de la
demanda). A este nivel las políticas presupuestaria,
monetaria, fiscal, cambiaria y comercial juegan un papel clave en
el apoyo a la competitividad).

Nivel meso: destacan los factores de
carácter espacial (localización), de
infraestructura y logística, calidad y cantidad de
recursos naturales y factores climáticos. Asimismo destaca
la presencia de las políticas de corte regional
relacionadas con dichos factores, tales como la política
de ciencia y tecnología, de infraestructura y
equipamiento, ambiental e incluso las relacionadas con el
comercio, básicamente las referidas al apoyo en
exportaciones e importaciones.

Nivel micro: factores que condicionan el
comportamiento de la empresa tales como productividad, costos,
organización, innovación y tecnología,
control de calidad, gestión y logística
empresarial, mecanismos de comercialización, tamaño
de la empresa y distancia entre ésta, sus fuentes de
insumo y los mercados.

5. Niveles de análisis de la
competitividad

Antes de proceder al análisis conceptual del
término competitividad, según Lombana y Rozas
(2008), es preciso determinar el nivel de análisis, es
decir el espacio analítico en el cual se ubican los
agentes económicos de acuerdo a su nivel de
agregación, macro y micro, sobre el cual se van a enmarcar
el estudio.

En el nivel macroeconómico, se pueden agrupar
básicamente en tres enfoques las definiciones conceptuales
propuestas por disímiles autores.

El primer enfoque relaciona la competitividad con los
resultados que registra una economía en su comercio
exterior, en este sentido (Chesnais, 1981) refiere la
competitividad como la capacidad de un país (o grupo de
países) de enfrentar (to meet) la competencia a nivel
mundial. Incluye tanto la capacidad de un país de exportar
y vender en los mercados externos como su capacidad de defender
su propio mercado doméstico respecto a una excesiva
penetración de importaciones.

La definición expuesta anteriormente converge en
asociar la competitividad al resultado generado a partir del
comercio exterior, medidos cuantitativamente a través de
su rendimiento comercial, balanza de pagos, comportamientos de la
tasa de cambio, etc.

Por otra parte Krugman (1994) impugna las definiciones
de competitividad que suponen que el éxito en los mercados
mundiales es el único elemento que determina el
desempeño económico nacional, evidenciando
además una interpretación errónea de la
teoría del comercio internacional en que
implícitamente incurrían al afirmar que las
naciones estaban trabadas en un juego económico de suma
nula, puesto que la ganancia de un país en
participación de mercado se da necesariamente a expensas
de otros países y el énfasis excesivo sobre la
balanza comercial como único indicador del
desempeño económico de una
nación.

En el segundo enfoque se encuentran los conceptos que
relacionan la competitividad con la contribución del
comercio exterior al crecimiento y bienestar general,
según (Zysman y Tyson, 1983; Scott, 1985; Cohen y Zysman,
1987; Porter, 1987; Jones y Teece, 1988; Comisión
Industrial de los Estados Unidos, 1992; Tyson, 1992; Foro
Económico Mundial, 1996; Coriat, 1997; Informe Europeo
sobre Competitividad, Comisión Europea, 2000; Anuario de
Competitividad Mundial, 2003) la competitividad se considera como
la capacidad de producir, distribuir y proveer el servicio de los
bienes en la economía internacional en competencia con los
bienes y servicios producidos en otros países y hacerlo de
una forma que aumente el nivel de vida.

Una definición similar ha sido adoptada por la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico OCDE (1996), en la cual exponen que la
competitividad refleja la medida en que una nación, en un
sistema de libre comercio y condiciones equitativas de mercado,
puede producir bienes y servicios que superen la prueba de los
mercados internacionales, al tiempo que mantiene e incrementa el
ingreso real de su pueblo a largo plazo.

En este enfoque es factible destacar que no es el
crecimiento en sí lo que trata de captar la
competitividad, sino la contribución del comercio exterior
a objetivos últimos de crecimiento y bienestar
general.

En una perspectiva similar Landau, (1990) relaciona la
competitividad con la habilidad de proveer una tasa aceptable de
crecimiento y un estándar de vida sostenido para sus
ciudadanos, mientras que eficientemente se provee empleo sin
reducir el crecimiento potencial y estándar de vida de las
futuras generaciones. Es decir que no vincula exclusivamente a
los resultados generados a partir del comercio exterior como
soporte del crecimiento y bienestar, aunque explícitamente
lo contenga. En esta definición es factible acentuar su
concepción de enfocar la elevación del nivel de
vida de las futuras generaciones.

Mientras que en el último enfoque se incluyen las
definiciones que relacionan la competitividad con los niveles de
eficiencia y productividad de una economía, en este
sentido el Grupo Consultivo sobre la Competitividad, (1995)
expone que la competitividad implica elementos de productividad,
eficiencia y rentabilidad, pero no constituye un fin ni un
objetivo en sí misma. Es un medio poderoso para alcanzar
mejores niveles de vida y un mayor bienestar social, una
herramienta para el logro de objetivos. Al aumentar la
productividad y la eficiencia en el contexto de la
especialización internacional, la competitividad brinda a
nivel mundial la base para incrementar los ingresos de las
personas sin generar inflación. Debe considerarse la
competitividad como un medio básico para mejorar el nivel
de vida, crear empleos para los desempleados y erradicar la
pobreza.

En el mismo sentido Cohen, Teece, Tyson y Zysman, (1984)
definen la competitividad como el desarrollo de una superior
eficiencia y con la capacidad de una economía para
incrementar el producto de las actividades de más alta
productividad, que, a su vez, pueden generan altos niveles de
salario en términos reales.

La productividad es el elemento fundamental de la
competitividad de un país, según Porter, (1990) no
se hereda sino se crea y está en función, como
primer elemento, de la capacidad de su sector industrial para
adoptar innovaciones tecnológicas que se traducen en un
incremento en la productividad, mientras que Krugman, (1994)
argumenta que cuando se rompen las barreras al comercio
internacional, en un primer momento la localización de las
actividades económicas tenderá a concentrarse en el
territorio central debido a consideraciones vinculadas con
ventajas absolutas.

Por otra parte Thurow (1985), expone básicamente
que la competitividad es un problema de posicionamiento de las
empresas en los mercados internacionales y no del crecimiento de
la productividad, al analizar que el mundo ha dado paso a las
batallas comerciales y el bienestar de una nación se
genera de estas y en los mercados internacionales a través
de la competitividad.

Por otra parte en el nivel microeconómico, son
los sectores, empresas y productos en los que se evalúa la
competitividad. Algunas de las formas de medir y definir la
competitividad en este nivel se basan cuantitativamente en la
participación del mercado, indicadores de productividad,
costo, márgenes de ganancia, y beneficios
netos.

En cuanto al análisis de la competitividad en el
sector industrial, Romo y Musik, (2005) plantean que una
industria se define como el conjunto de organizaciones que se
dedican a actividades económicas similares, en que la
competitividad se deriva de una productividad superior, ya sea
enfrentando costos menores a los de sus rivales nacionales o
internacionales en la misma actividad o mediante la capacidad de
ofrecer productos con un valor más elevado.

En este sentido (European Management Forum, 1980;
Haguenauer, 1989), definen la competitividad industrial como la
capacidad de una industria de producir bienes con patrones de
calidad específicos, requeridos por mercados determinados,
utilizando recursos en niveles iguales o inferiores a los que
prevalecen en industrias semejantes en el resto del mundo,
durante un cierto período de tiempo.

Las definiciones expuestas convergen
explícitamente en que la competitividad industrial es el
resultado, en mayor cuantía, de la competitividad de
empresas individuales, pero al mismo tiempo la competitividad de
las empresas se incrementa por el ambiente competitivo
prevaleciente en la industria.

En cuanto a la definición de competitividad a
nivel de empresa, Sharples y Milhan (1990) la establecen como la
habilidad que tiene la firma de entregar bienes y servicios en el
tiempo, lugar y forma preferida por los clientes de la misma, a
precios tan buenos o mejores que los ofrecidos por los otros
oferentes, obteniendo al menos el costo de oportunidad de los
recursos empleados.

Por otra parte el Informe de la Comisión Especial
de la Cámara de los Lores sobre Comercio Internacional,
(1985) expone que una empresa es competitiva cuando puede
producir productos y servicios de calidad superior y a costos
inferiores que sus competidores nacionales e internacionales. La
competitividad es sinónimo del desempeño de
rentabilidad de una empresa en el largo plazo y de su capacidad
para remunerar a sus empleados y generar un mayor rendimiento
para sus propietarios.

En un sentido más amplio Mathews, (2009) propone
que la competitividad se define como la capacidad que tiene una
organización, pública o privada, con o sin fines de
lucro, de lograr y mantener ventajas que le permitan consolidar y
mejorar su posición en el entorno socioeconómico en
el que se desenvuelve. Estas ventajas están definidas por
sus recursos y su habilidad para obtener rendimientos mayores a
los de sus competidores. Como señala Porter (1990), el
concepto de competitividad conlleva al concepto de excelencia,
que implica eficiencia y eficacia por parte de la
organización.

Según el criterio último se considera una
empresa competitiva a la que es capaz de ofrecer continuamente
productos y servicios con atributos valorados por sus clientes.
Los mercados cambian, las exigencias de los consumidores
también cambian y, por eso, es clave que la empresa se
adapte permanentemente a estos cambios, a fin de mantener o
mejorar sus niveles de competitividad.

Con referencia a las ventajas competitivas de las
empresas Porter, (1987) plantea: "…nace fundamentalmente
del valor que una empresa es capaz de crear para sus compradores,
que exceda el costo de esa empresa por crearlo. El valor es lo
que los compradores están dispuestos a pagar, y el valor
superior sale de ofrecer precios más bajos que los
competidores por beneficios equivalentes o por proporcionar
beneficios únicos que justifiquen un precio
mayor."

Las ventajas competitivas son características
distintivas de las empresas y son sostenibles en el mediano y
largo plazo ya sea por lo difícil o costoso de su
imitación o por algún otro factor desarrollado por
la organización. La construcción y obtención
de una ventaja competitiva genera el éxito en el mercado o
sector en el cual opere la empresa.

Evaluación
de los índices nacionales de
competitividad

Los indicadores de competitividad internacional con
mayor reconocimiento son los elaborados por el Foro
Económico Mundial (World Economic Forum, WEF), y el
International Institute for Management Development (IMD) con el
World Competitiveness Yearbook, así como otros
índices relacionados que han dado a conocer la
Heritage Foundation y el Banco Mundial.

6.1 Enfoque del World Competitiveness Center
(WCC) del Institute for Management and Development
(IMD)
[11]

Para el IMD es el ambiente competitivo de las naciones
el que crea y mantiene la competitividad de las empresas, las
cuales al final son las que asumen la función de
creación de bienestar (Garelli, 2007) a lo que el IMD
llama "competitividad de las empresas".

"Competitividad de las naciones es un campo del
conocimiento económico, que analiza los hechos y
políticas que forman la capacidad de una nación
para crear y mantener un ambiente que sostenga más
creación de valor para sus empresas y más
prosperidad para su gente. Esto significa que competitividad
analiza, cómo las naciones y las empresas manejan la
totalidad de sus competencias para alcanzar prosperidad y
beneficios. Algunas naciones apoyan la creación y
mantenimiento de un ambiente que facilite la competitividad de
las empresas y motive su sostenibilidad en el largo plazo" (IMD,
2008).

Uno de los mayores problemas que enfrenta la perspectiva
del IMD es el cuestionamiento sobre la competencia entre
países. El IMD asume que es "evidente" la
intervención del gobierno en las decisiones
económicas de los países. Los ejemplos que cita
incluyen a los sectores de educación y conocimiento, los
cuales para el IMD son los más críticos
determinantes de competitividad. (IMD, 2008)

El IMD busca a través del análisis de
cuatro "fuerzas fundamentales" dentro de un país analizar
su ambiente competitivo:

• Atractivo vs. Agresivo

• Proximidad vs. Globalidad

Activos vs. Procesos

• Toma de riesgos individuales vs. Cohesión
social

Para el IMD no es definitivo que el predominio de una de
las dicotomías representadas en las 4 "fuerzas
fundamentales" signifique un ambiente competitivo más
favorable en un país, sino cuáles deben ser las
estrategias que el Estado deberá adoptar dependiendo de
las necesidades específicas de las regiones o sectores,
ubicándose en un lado de la dicotomía en algunos
casos y en el contrario para otros casos.

Finalmente, existe una rivalidad entre el ambiente
competitivo que se basa en la toma de riesgos individuales,
frente al ambiente en el que prima la cohesión social. Por
un lado, las estructuras anglosajonas motivan el riesgo, la
liberalización económica, privatizaciones y
responsabilidades individuales y, por otro, la estrategia europea
motiva el consenso social y el estado del bienestar. De acuerdo
al IMD, la tendencia del ambiente competitivo que está
primando es el de las economías de riesgo
individual.

Con base en esta teoría y en un conjunto de
criterios (2008), el IMD emite en mayo de cada año un
ranking de países que combinan información de un
gobierno para atraer inversión o motivar el comercio ya
sea por medio cuantitativa (2/3) con información
cualitativa (1/3)1. Al final, el modelo busca de manera
sistémica entrelazar las 4 "fuerzas fundamentales" para
definir el ambiente competitivo de un país, que se
establece numéricamente en el World Competitiveness
Report
.

6.2 Enfoque del ISC de la Universidad de Harvard y el
World Economic Forum
WEF[12]

La teoría de Porter puede considerarse el
mainstream en competitividad y es también la base
del Foro Económico Mundial (WEF, por su sigla en
inglés) y su estudio consignado en el Global
Competitiveness Report
.

El ranking desarrollado por el WEF está basado en
una definición derivada de Porter: "el conjunto de
instituciones, políticas y factores que determinan el
nivel de productividad de un país […] el nivel de
productividad establece el nivel sostenible de prosperidad que
puede ganar una economía" (Sala-I-Martin et al., 2007). El
análisis del WEF hace explícita una
diferenciación entre el nivel de análisis macro que
toma a la nación como unidad de análisis, en lo que
han dado en llamar el Global Competitiveness Index y,
por otro lado, el ambiente microeconómico de las empresas
en el Business Competitiveness Index.

Los pilares de la competitividad para el WEF, dentro del
Global Competitiveness Index, son: instituciones,
infraestructura, macroeconomía, salud y educación
primaria, alta educación y capacitación, eficiencia
en el mercado de trabajo, sofisticación en el mercado
financiero, disponibilidad de tecnologías, tamaño
del mercado, sofisticación de los negocios e
innovación.

Para Porter, las condiciones que se presentan en el
Global Competitiveness Index no son suficientes para
crear bienestar como se deriva de su definición. Las
condiciones macroeconómicas dan las oportunidades, pero
son las empresas las que "crean bienes y servicios con valor
agregado usando métodos eficientes. Solamente de esta
forma una nación puede mantener altos salarios y
atractivos retornos de capital para apoyar una inversión
sostenida". (WEF, 2003). En este contexto la productividad de la
empresa se basa en dos pilares interrelacionados: la
sofisticación de la empresa para operar en el país
donde compite y la calidad del ambiente microeconómico en
el que la empresa compite.

La medición que hace el WEF del ambiente
competitivo a nivel micro está basado en una serie de
facilitadores: inversión doméstica, exportaciones,
importaciones, ingreso de inversión extranjera directa,
salida de inversión extranjera directa e innovación
doméstica.

Por otra parte, el "índice de libertad
económica" de la Heritage Foundation está
integrado por datos organizados en 10 categorías,
incluidas la tasa impositiva, la política monetaria, la
inflación, los derechos de propiedad y el marco
regulatorio.

Conclusiones

La evolución de la competitividad constituye una
consecuencia del desarrollo económico y tecnológico
experimentado por la sociedad, partiendo de las primeras
teorías del comercio internacional promulgada por los
economistas clásicos.

De acuerdo al análisis conceptual del
término competitividad efectuado anteriormente, se parte
de los niveles de análisis establecidos, en los cuales se
plantean los enfoques propuestos, inicialmente se define como el
resultado generado a partir del comercio exterior, medidos
cuantitativamente a través de su rendimiento comercial,
teniendo como base los bajos costos de los recursos utilizados,
por otra parte, y la más generalizada, se contempla la
competitividad a partir de la contribución del comercio
exterior a objetivos últimos de crecimiento y bienestar
general y por último considerando la generación de
valor agregado a partir de la elevación en los niveles de
productividad, eficiencia y rentabilidad, como medio para el
incremento del bienestar social.

Otro enfoque acentúa el rol empresarial,
enfatizando que los factores decisivos para la competitividad de
una nación son internos a la empresa y no externos que
puedan alterarse fácilmente y a corto plazo con una
adecuada política económica.

Por último se han desarrollado modelos que
conciben el término competitividad a partir de una
concepción sistémica, para lo cual la
competitividad de la economía descansa en medidas
dirigidas a un objetivo, articuladas en cuatro niveles del
sistema (el nivel meta, macro, micro y meso) y se basa asimismo
en un concepto pluridimensional de conducción que incluye
la competencia, el diálogo y la toma conjunta de
decisiones, concepto al que están adscritos los grupos
relevantes de actores.

Bibliografía

1. Anuario de Competitividad Mundial, IMD
2003. Disponible en http://www .weforum. org
/pdf/AnnualReport/annual_report_2002_2003.pdf

2. Bajo, O. (1991): Teorías del
comercio internacional. Bosch, Barcelona,
España

3. Camisón Zornosa, C. (1998):
Dirección estratégica de empresas y destinos
turísticos balance del estado de la cuestión y
propuesta de un marco integrador orientado a la competitividad.
VIII Congreso Nacional de ACEDE, Empresa y Economía
Industrial, Libro de Ponencias, Las Palmas de Gran
Canaria.

4. Chesnais, F. (1981): The notion of
internacional competitiveness. Mimeo, OCDE, Paris

5. Cho, D.S. (1994). "A dynamic approach to
international competitiveness: The case of Korea". Journal of Far
Eastern Business. 1(1): 17-36.

6. Cohen S. y Zysman J. (1987):
"Manufacturing matters. The myth of the post-industrial economy",
Basic Book Inc., Nueva York.

7. Cohen, S.; Teece, D.; Tyson, L.; Zysman,
L. (1984): "Competitiveness in global competition. The new
reality, vol. II". Working Papers of the President´s
Comission on Industrial Competitiveness.

8. Comisión Europea (2000): European
Competitiveness Report, Comisión Staff Working Paper,
SEC(2000) 1983. Bruselas.

competitiveness report. 2007 – 2008.
Switzerland.

9. Coriat, B. (1997): Los desafios de la
competitividad. EUDEBA, Argentina.

10. Esser, K.; Hillebrand, W.; Messner, D.
Y Meyer-Stamer, J. (1994): Competitividad sistémica.
Competitividad internacional de las empresas y políticas
requeridas. Instituto Alemán de Desarrollo,
Berlín.

11. Esser, K.; Hillebrand, W.; Messner, D.
Y Meyer-Stamer, J. (1996): Competitividad sistémica: Nuevo
desafío a las empresas y a las políticas. Revista
de la CEPAL, Santiago 1996, No. 59, pág. 39 –
52.

12. Fita Catá, Antonio (2007): El
modelo de inserción y la posición competitiva de
los países en transición de la Europa Central en el
actual entorno global. Tesis Doctoral. Universitat de Barcelona,
España. Disponible en
http://www.tdr.cesca.es/TESISUB/AVAILABLE/TDX-0108108-135405//01.AF
C. INTRODUCCI%D3N.pdf

13. Flores Ruiz, David (2007):
Competitividad sostenible de los espacios naturales protegidos
como destinos turísticos: un análisis comparativo
de los parques naturales Sierra de Aracena y Picos de Aroche y
Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas. Tesis Doctoral.
Universidad de Huelva. Disponible en
http://www.eumed.net/tesis/2008/dfr/COMPETITIVIDAD%20SOSTENIBLE%20DE%20LOS%20ESPACIOS%20NATURALES%20PROTEGIDOS%20AGRADECIMIENTOS.htm

14. Foro Económico Mundial, Informe
de Competitividad Mundial, 1996, Oxford University Press.
pág. 19

15. Garelli, Stéphane (2007).
Competitiveness of nations: the Fundamentals. Professor at IMD,
Director of the World Competitiveness Project. En: World
Competitiveness Yearbook.

16. Grupo Consultivo sobre la
Competitividad (grupo Ciampi), "La mejora de la competitividad
europea", Primer informe al Presidente de la Comisión
Europea, los Primeros Ministros y los Jefes de Estado, junio de
1995.

17. Haguenauer L. (1989): "Competitividade,
conceitos e medidas. Uma resenha da bibliografia recente com
êmfase no caso brasileiro", IEI/UFRJ, TPD No 208, Rio de
Janeiro.

18. IMD. (2007). World Competitiveness
Yearbook.

19. Informe de la Comisión Especial
de la Cámara de los Lores sobre Comercio Internacional,
(1985)

20. Jones P. y Teece D. (1988): The
research agenda on competitiveness. A program of research for the
Nation's business schools, en A. Furino (ed), Cooperation and
competition in the global economy. Issues and
strategies.

21. Krugman, Paul (1994): Competitiveness:
A dangerous obsesión. Foreign Affaires, marzo/abril,
volume 73, number 2.

22. Krugman, Paul R. (1979), Increasing
returns, monopolistic competition and international trade.- Yale
University, New Haven U.S.A., Journal of international economics,
vol 9, núm 4, pp.469-479.

23. Krugman,Paul R. and Obstfeld, M.,
(2001), Economía Internacional: Teoría y
Práctica, 5a Edición, Madrid: Pearson
Educación, S.A.

24. Landau, R., (1992). "Technology,
Capital Formation and U.S. Competitiveness". International
Productivity and Competitiveness, editado por B.G. Hickman, New
York, Oxford University Press.

25. Leontief, W.W. (1953). "Domestic
Production and Foreign Trade: The American Position Reexamined."
Proceedings of the American Philosophical Society 97, 332-349.
Reprinted in: W. Leontief, 1966. Input-Output Economics. New
York, Oxford Univesity Press, Chap. 5 (las páginas se
refieren a esta nueva impresión"; y en: J. Bhagwati (ed.),
1969: 93-139.

26. Lombana, Jahir y Rozas Silvia (2008):
Marco analítico de la competitividad. Fundamentos para el
estudio de la competitividad regional. Revista Pensamiento &
gestión, 26. Universidad del Norte, Colombia.

27. Mathews, Juan Carlos (2009) El
significado de la competitividad y oportunidades de
internacionalización para las mypes. Disponible en
http://www.crecemype.pe/Crecemype/docs/COMPETITIVIDAD.pdf

28. Moon, H.C., Rugman, A.M. y Verbeke, A.
(1995) "The generalized double diamond approach to international
competitiveness." En Alan M. Rugman, editor, Research in Global
Strategic Management: A Research Annual, 5: 97-114.

29. OCDE (1996): "Globalization and
competitiveness": Relevant indicators. STI Working papers
96/5.

30. Porter, M. (1987). "From Competitive
Advantage to Corporate Strategy". Harvard Business Review,
mayo-junio: 43-59.

31. Porter, M. (1990) The Competitive
Advantages of Nations. The Free Press, New York.

32. Posner M.V. (1961): Internacional Trade
and Technical Progress. Oxford Economics Papers, vol. 13
número 3.

33. President's Commission on Industrial
Competitiveness (1985): Global competition: a new reality,
Washington DC., January.

34. Ramos Ramos, Rosario (2001) Modelo de
Evaluación de la Competitividad Internacional: Una
Aplicación Empírica al Caso de las Islas Canarias.
Tesis en opción al grado de Doctor en Ciencias
Económicas. Facultad de Ciencias Económicas y
Empresariales. Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
Disponible en http://www.eumed.net/tesis/rrr/index.htm

35. Ricardo, David. (1973) Principios de Economía
Política y Tributación, FCE.
México

36. Romo, David y Musik, Abdel (2005). Sobre el concepto
de competitividad revista Comercio Exterior, Vol. 55, Núm.
3, Marzo de 2005.

37. Rugman, Alan M. (1991): Diamond in the Rough. En:
Bussiness Quarterly, pp.61-64.

38. Sala-I-Martin, Xavier, Jennifer Blanke,
Margareta Drzeniek Hanouz, Thierry Geiger, Irene Mia & Fiona
Paua (2007). The Global Competitiveness Index: Measuring the
productive potential of nations. World Economic Forum.
Global

39. Scott B. (1985): "U.S. competitiveness:
concepts, performance and implications", en Scott y Lodge, op.
cit.

40. Sharples, J. Y N. Nilham (1990),
Long-Run Competitiveness of Australian Agriculture, United States
Department of Agriculture, Economic Research Service, Foreign
Agricultural Economics Report No 243.

41. Smith Adam (1987): Riqueza de las
Naciones. Fondo de Cultura Económica.
México.

42. Thurow, L. (1985): The zero sum
solution; building a world class American economy,
Schuster.

43. Tyson, Laura (1992): Trade conflict in
high technology industries, Institute for International
Economics, 3a Edition, Washington. 324p.

44. Ubfal, Diego (2004): El concepto de
competitividad. Medición y aplicación al caso
Argentino. Documento de trabajo n° 15. Disponible en
http://www.econ.uba.ar/www/institutos/economia/cenes/Documentos%20de%20trabajo/DT%20CENES%2015%20-%20El%20concepto%20de%20compe
titividad%5B1%5D.pdf

45. Vernon, R. (1966): International
Investment and International Trade in the Product Cicle. Quaterly
Journal of Economics, número: 80

46. Warner, A. (2007): Definición y
evaluación de la competitividad: consenso sobre su
definición y medición de su impacto, Nota
informativa elaborada para el Banco Interamericano de Desarrollo,
National Bureau of Economic Research Cambridge, Massachussets y
Center for Global Development, Washington, D.C. disponible en:
http://www.eclac.cl/mexico/capacidades comerciales/ CD%
20Taller%20Hait%ED/ Docu mentos /3.2Warner.pdf

47. Zysman, J. y Tyson, L. (1983). American
Industry in International Competition, Government Policies and
Corporate Strategies. Ithaca, N.Y., London: Cornell University
Press.

 

 

Autor:

José Ramón Castellanos
Castillo

Carlos Alberto Castellanos Machado

[1] La Escuela Clásica aparece y se
desarrolla en la época en que el capitalismo tiene un
carácter revolucionario, progresista
históricamente (siglo XVI- XIX), de ahí que los
economistas estuvieran interesados en descubrir y explicar las
nuevas relaciones de producción y las nuevas leyes
económicas que se imponían, buscando las
verdaderas causas de los fenómenos estudiados.

[2] Riqueza de las Naciones. (1987)Fondo de
Cultura Económica. México. P, 16

[3] Citado por Flores Ruiz, 2007

[4] Ídem.

[5] Elaborado a partir de Fita Catá
(2007), Flores Ruiz (2007), Canals (1991), Bajo (1991),
Fernández y Vázquez (1994)

[6] Citado por Bajo, 1991

[7] Elaborado a partir de Fita Catá,
2007

[8] Porter, Michael (1990) La Ventaja
Competitiva de las Naciones. Editorial Vergara. Buenos Aires,
Argentina.

[9] Citado por Ubfal (2004)

[10] Idem.

[11] Tomado de Lombana y Rozas (2008)

[12] Ídem.

Partes: 1, 2
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter